Salvaje y muy yo

Barcelona, diez de la mañana,

se supone que la agonía de los trajeados se ha quedado en la calle antes de entrar a la oficina con el café americano bien cargado, las mujeres desayunan mientras consultan sus objetivos laborales del día -y familiares, por qué son super mujeres-, los padres y madres en los coches, cansados, llevan a los niños al colegio para que sean educados por otros, evadiendo responsabilidades...

Las calles deberían estar vacías, más quietas, más calmadas, y no, multitudes de cadáveres prisioneros del trabajo y del estrés corriendo a todas partes, condicionados por el señor tiempo y por hacer lo políticamente correcto, abanderados por el qué dirán y las marcas caras de sus etiquetas...

Y yo, me paro a mirarlos en medio de Diagonal pensando en que deseo llegar pronto a casa para dejar de hacer lo correcto, ponerme desconjuntada y cómoda, ir descalza, evadirme del ruído y estar acompañada del silencio, estar en calma sin dietas, estrés y ansiedad.
Mi, me conmigo y muchos libros con los que viajar mentalmente y vivir extraordinarias aventuras.

Siendo siempre salvaje y muy yo.


Judd G.

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