Y así, morimos.

Cuánto llegamos a guardar dentro, ahí en lo profundo del cuerpo.
Uno detrás de otro. Frases, imágenes, sonidos, olores, fechas, en fin, recuerdos. 
Cómo nos cuesta desprendernos de ellos, arrancarse un apéndice maligno, 
sobrante, un lastre, que no sirve para nada... 
Pero lo dejamos ahí, de alarma, doliendo, sangrando, subiendo la fiebre y 
matándonos por dentro. 

Sin dar lugar a lo que realmente importa: el ahora. 
Abstracto, genuíno, libre e interpretable. 
No dejamos recrear nuestra alma fuera de las reglas establecidas, 
fuera de las etiquetas, copiandonos del vecino. 

Y así, morimos.

Permítete ser la mejor versión de ti, de tu mundo, de todo lo bueno y manda al carajo lo que te corrompe.

Judd G

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